El Instituto Razón Abierta lanza una nueva sección de entrevistas bajo el nombre de Expanded Questions, con el objetivo de aprender de profesores e investigadores cómo se aterriza esto de la «razón abierta» en el día a día concreto. ¡Bienvenidos!
Almudena Collado ha entrevistado a Miguel Ortega, profesor de humanidades de la Facultad de Comunicación de la Universidad Francisco de Vitoria. Tiene más de 20 años de experiencia docente y da clases en carreras como Periodismo, Comunicación Audiovisual o Videojuegos.
A continuación, ofrecemos la transcripción de la entrevista, cuyo formato original es audiovisual.
Miguel, cómo consigues tú llegar a ese alumno que tienes en clase y llegar a que vaya a la verdad del mundo que le rodea, que ahonde en ese mundo que le rodea, pero más bien, pero más bien desde una pregunta que haya nacido de él sin intentar imponerle una pregunta o una cuestión, ¿cómo lo consigues?
No es fácil, los momentos de aula hay que saber leerlos, el profesor no tiene que venir, como a veces nos pasa cuando empezamos, que venimos con la lección aprendida y sé lo que voy a dar, sino que tengo que leer lo que pasa en el aula y tengo que acomodar mi trabajo a lo que ahí está ocurriendo y eso ayuda muchas veces a que lo que sucede ahí me sirva a mí, aunque no esté previsto, para hacer esa reflexión. Y yo creo que esto es muy importante, es decir, al final, yo voy con mi tema, efectivamente, pero mi tema rebota de una manera u otra en determinados alumnos que sacan a lo mejor otra cosa diferente y yo tengo que tirar de eso que ellos hacen, no puedo irme por mi lado y decirles ‘no mira, olvídate de esto, vamos a esto otro’. Entonces, ahí el gran reto es que él se aparte del protagonismo de la clase, es decir, la clase es coprotagónica, tienen que estar el profesor y el alumno, por eso, el modelo ha de ser de participación y solo desde la participación se puede conseguir que el alumno se haga preguntas, porque si no las preguntas las haces tú, pero un alumno que no se formula una pregunta para él no tiene validez, se la tiene que formular él.
Tú, por ejemplo, enseñas asignaturas que son del ámbito humanístico, por tanto, metafísico. ¿Estas asignaturas también tienen un peligro de reduccionismo, es decir, también hay que ampliar la razón en ellas?
Por supuesto que hay que ampliarla. Hay que ampliarla para no quedarse en la mera reflexión teórica que es, quizá, me parece a mí, el reto de los humanistas es no quedarnos solo en la reflexión teórica, sino aterrizarla también en la realidad, porque como dice también un gran profesor de esta casa la tentación del platonismo es una tentación muy típica de los humanistas, la de quedarnos solo en un mundo diferente al nuestro. Entonces, el gran reto nuestro es saber aterrizarlas en el día a día del alumno.
¿Cómo has decidido enseñar así? ¿Por qué enseñas así y no de otro modo?
Diciendo cómo tienes que hacerlo. Yo, antes comentábamos, ¿verdad?, y para mí son muy importantes los ‘cómos’. El qué, qué tengo que hacer en el aula, pues lo doy por hecho, cualquier profesor que da una asignatura se supone que eso lo sabe, pero el gran reto no es el qué, que obviamente hay que tenerlo presente, sino cómo hago que ese qué le sea al alumno algo interesante. Y el gran reto es… yo creo que hay dos cosas: una primera, intentar que el alumno entre en mi clase, ‘entre’ no significa que entre físicamente, sino que entre en la acción de lo que ocurre allí dentro, y la otra es que eso sea para él significativo, es decir, que no se le olvide, que no vaya a una clase exclusivamente pensando en un examen, sino que vaya a una clase pensando en su vida, y ese es el reto. Para ello, los ‘cómos’ son muy importantes, tienen que ser ‘cómos’ muy realistas, tenemos que ser muy de imagen… hoy yo doy clase en una facultad que es la Facultad de Comunicación donde la imagen es esencial, y entonces yo tengo que buscar la manera de que lo que voy diciendo esté apoyado con la imagen, porque eso a ellos les ayuda a fijar temas que a veces son complejos, abstractos, etc. Yo creo que es muy importante el gran reto de los ‘cómos’.
Y el gran reto también de saber escucharles, porque en ese saber escuchar ellos muchas veces están diciendo los ‘cómos’: “me ha encantado esto”, entonces voy más por aquí, “me ha encantado esto que dijimos”…, el otro día me pasaba en una clase que pusimos una canción, una clase de tres a cuatro y media de ética en Videojuegos, no es la mejor hora, yo siempre suelo empezar con algo de música para desconectarlos y el otro día pusimos una canción y luego comentamos el texto de la canción, oye, pues hubo tres o cuatro alumnos que eso les ha gustado y ya me han propuesto ellos canciones para hacer eso en clase, empezar la clase poniendo una canción que ellos han buscado y hacer ellos el análisis, pues ¡genial!
Maravilloso…
Tienes que escucharlos y estar pendientes, y luego sus iniciativas… por supuesto que sí.
Eso tiene que ver mucho con el título de la entrevista que hemos elegido, la sociedad líquida, que es un término que ya está acuñado con anterioridad, seguro has oído hablar de él, ¿cómo consigues despertar una sociedad “líquida” con todo lo que eso significa, con toda esa dificultad?, ¿cómo despertar ese asombro en tus alumnos del futuro? …, que es lo que estás comentando, pero que no deja de ser muy difícil y complicado…
Y por eso tienes que jugar… hay una parte que yo creo que es importante en todo esto y es hacer que tu asignatura, en cierto modo, sea un juego inesperado, entonces tú llegas allí…, el otro día, por ejemplo, fui vestido de… claro, estas cosas a lo mejor un profesor las oye y dice ‘está loco’, pero a mí me ayuda mucho…, estábamos viendo la fundación de la universidad en la Edad Media y por qué la Edad Media una de las categorías finales, además de las peregrinaciones, etc., es también la universidad. Entonces me llevé el traje académico, lo fui explicando y me lo iba poniendo allí. Entonces al final, ¿qué consigues? Esa clase no se olvida, y además si les sirve a ellos para hacerse preguntas…, que ahí era muy fácil porque ya habíamos visto la Edad Media y yo lo único que decía es: “esto, con lo que hemos visto, me pongo la toga, ¿a qué os recuerda?, ¿por qué una toga?, ¿por qué también la usan en el mundo del Derecho?, ¿y esto qué tiene que ver con lo que hemos visto?, claro, es color negro, pero ¿por qué negro?, estamos viendo un periodo donde la Iglesia es muy importante, donde nacieron las universidades, ¿cuál fue una de las primeras carreras que hubo?, derecho, ¿a qué os recuerda?, ¡ah sí!, a un monje…”, esas cosas que ellos tienen que ir viendo, conmigo, juntos, pero yo les voy preguntando…, que yo podría llegar y decirlo: ‘mira, esto es así por esto, ¿no?’…
Y también tú como docente tienes el reto de superarte, también en esa primera parte del título de superarte, hay veces que llegará un momento que digas bueno pues hasta aquí he llegado, ya no puedo hacer más, pero, sin embargo, das ese paso más de ‘resetearte’.
Si no, me quedaría obsoleto, me quedaría obsoleto, es decir, yo sí que me he dado cuenta de que hay partes de mi asignatura que aún no llegan al alumno y mi reto es llegar. Muchas veces de las cosas que van pasando hay que saber tirar. Por ejemplo, el año pasado, teníamos una cuenta de Instagram, no funcionó, pues ya está, este año no tengo que hacerlo, ¿por qué?, porque para estar en Instagram hay que saber estar en Instagram y yo no sabía estar en Instagram, bueno, no pasa nada, tengo mi canal de YouTube y ese sí funciona. Tienes que ir viendo, lo que no puedes quedar es parar porque en el momento en que te quedes parado…, nuestros alumnos cambian cada año, yo empecé a dar clase con alumnos con los que me llevaba una edad, y yo siempre tengo un año más y el alumno siempre tiene la misma edad, con lo cual yo tengo que hacer un ejercicio constante de acercamiento a la realidad del alumno, y ese es mi reto.
Y la Razón Abierta supongo que será un aliado clave en tu enseñanza.
Claro, y fíjate, la Razón Abierta es interesante por dos cosas: primero, porque a mí me ayuda a abrir mi mente al que tengo delante y a no tener un prejuicio hecho sobre las generaciones, que, si no, es muy peligroso; segundo, para saber unir, que para mí ha sido un descubrimiento, y a mí me ayuda muchísimo que esto se haya dado a la vez que Formar para Transformar, porque yo creo que va todo unido. El acto docente no es Formar para Transformar y Razón Abierta, sino que va unido. Ahí descubres que la pregunta no solo es la pregunta, sino que es cómo está formulada, desde dónde está formulada y cuáles son las maneras posibles que pongo en manos de mi alumno para la resolución de estas preguntas. Y además darme cuenta de que en esa Razón Abierta las preguntas en muchos momentos tengo que dejar que las formulen ellos. Y otras que tienen que partir de la no resolución en aula, es decir, de cosas que parecerían que se van a tocar y de repente no se tocan para ver si ellos son capaces de sacarlas. Es todo un reto, a veces no salen y tienes que volver tú a ponerlas.
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